Para este fin de semana te recomendamos “Días sin hambre”, de Delphine de Vigan
La primera novela de Delphine de Vigan, publicada en el año 2001 con el pseudónimo de Lou Delvig por razones familiares, cuenta, en una intensa e inquietante primera persona, la historia de una joven anoréxica de diecinueve años. El relato que Laure hace en su diario de un cuerpo al borde de la muerte, un cuerpo vaciado que se hiela de frío durante sus primeros días en el hospital, con sus treinta y seis kilos de peso y su metro setenta y cinco, es verosímil y perturbador. Desde las primeras líneas de la novela el lector se sumerge en la historia sobrecogedora de una verdadera metamorfosis. Acompaña a la joven a través de su recuperación y de su aprendizaje: volver a comer es aprender a ingerir los alimentos pero, ante todo, a sentirse poseedora de un cuerpo susceptible de despertar el deseo del otro. En el hospital, Laure establece una intensa relación de transferencia con el doctor Brunel que será determinante para su recuperación. Él inventa historias sólo para ella; y la joven va desgranando detalles de su biografía que acercan al personaje a la propia Delphine de Vigan, y a Nada se opone a la noche, su fascinante biografía novelada. Y aun pudiendo ser leída como parte de aquella turbadora, apasionante saga familiar, esta novela de trama mínima es también una poderosa bildungsroman, un despertar a la vida y al amor, donde el viaje de su protagonista es interior y se desarrolla entre las cuatro paredes de un hospital.
«A los treinta y cuatro años, esta autora firma su primera novela. A pesar de tratar un tema particularmente complicado, Días sin hambre es de una destacable sobriedad y halla el tono justo» (Emilie Grangeray, Le Monde).
«Lacónica, despojada, «anoréxica», la escritura corresponde exactamente a lo que exige su historia. De la oscuridad a la luz, su relato avanza vigoroso más allá de la vergüenza, más allá de una memoria humillada, más allá del sufrimiento de un cuerpo deshecho» (Sébastien Lapaque, Le Figaro Littéraire).
«Este libro magnífico nos cuenta, más que una enfermedad, un renacimiento, un rehacerse a una misma, y lo hace con ese pudor seco, conmovedor de los supervivientes» (C. D-M, Marianne).
«Un libro sincero, sin compasión; nada más que la precisión de las palabras y la agudeza del análisis. En él descubrimos un paisaje mental, cautivados por esta primera novela escrita a los treinta y cuatro años» (Catherine Schwaab, Paris Match).